La narración se inspira en nuestra
presencia en la comunidad de **La Pita**, Paso Bajito, entre Jarabacoa y
Constanza, zona montañosa de la Cordillera Central de La República
Dominicana. En esta zona
realizamos un trabajo organizativo para que núcleos de agricultores
se sensibilicen para cambiar los sistemas convencionales de cultivos y
mejorar sus condiciones de vida. Poco a poco anotamos nuestras reflexiones para
compartirlas con los amigos, hermanos y organismos que trabajan en el medio
rural.
Aquí donde estamos el ritmo de la vida es un poco diferente. Cuando entra un frente frio la gente se recoge. A veces, los días, desde la mañana hasta entrada la noche, pasan en medio de una fina neblina. Cuando se despeja el frente frío, entonces viene la luz. La gente comienza a moverse, el ruido de las motocicletas animan el ambiente, los negociantes comienzan a subir, la nostalgia se despeja y la vida toma el ritmo del sol.
Nosotros comenzamos a actuar dentro de este ritmo de vida. Al llegar a una comunidad permanecemos sin hacer mucho ruido. No tenemos nada que ofrecer. Nos relacionamos con la expectativa de consolidar vínculos fuertes con los agricultores y sus familias. Esperamos un poco hasta observar las actitudes en medio del diario vivir. En la primera semana dos agricultores nos visitaron. Con Nicodemo hablamos de experiencias pasadas fallidas. En la conversación él resaltó su honradez en el manejo de un proyecto de frijoles dentro del cual la mayoría de los campesinos empobrecidos actuaron de forma oportunista. Recibieron semillas y facilidades crediticias del CAUSJ y la mayoría vendió la cosecha a los intermediarios y se escondieron del Comité para no pagar. Ramón, el otro campesino amigo, vino más de una vez a contarme sus experiencias más recientes en el trabajo. Con frecuencia me muestra sus uñas ennegrecidas y sus manos endurecidas por el trabajo duro en su plantación de tomates en la que tiene puesta sus esperanzas para pagar una deuda con intereses insoportables.
En la semana siguiente le comenté a Ramón mi percepción sobre el frio recibimiento en el momento de nuestra llegada. La opinión de Ramón es que ** la gente no se despega de su trabajo**. Convenimos aprovechar algunos momentos especiales, como la tarde del domingo o al oscurecer de los días de trabajo, para comenzar a hacerles unas visitas cortas a los miembros del grupo. Al terminar este ciclo de visitas, momento en el que nos encontramos ahora, llueven en mi mente decenas de preguntas.
La búsqueda de respuestas me lleva a observar el panorama en la comunidad y a tratar de ver la realidad de la gente en el contexto del país y del momento histórico que vive el mundo. En verdad no puedo hablar de lo que no he observado ni sobre lo que no he pensado. No es una presencia de un equipo formalmente constituido con objetivos especificados. Por eso, estas notas, hasta ahora, serán el resultado de mis reflexiones y siempre estarán inconclusas y sin ningún orden.
Embargados de una impotencia que muchas veces nos pone a dudar de las posibilidades de permanencia en las condiciones actuales, recurrimos a la dureza de las fibras humanas de hombres y mujeres ejemplares en la historia, a la templanza de tanto compañeros con los que hemos compartido episodios de la vida y al ideal inculcado por Regino Martínez, S.J. de hacer lo que le da sentido a nuestras vidas.
En medio de estas visitas se pueden sintetizar recursos metodológicos para compartirlos con otros compañeros y equipos de animación comprometidos con procesos de desarrollo rural.
Veamos: primero, al identificar situaciones objetivas que reflejan problemas comunes en la vida de la comunidad o que se relacionan con el buen desenvolvimiento de la vida en dignidad de las personas, agruparlas y hacer un índices de contenidos temáticos de un proceso de formación y de capacitación a seguir en los núcleos más activos y responsables y para planear respuestas prácticas posibles en una acción organizativa futura. Segundo, al elaborar el contenido programático de la acción, priorizar aquellas situaciones que siendo expresiónes particulares de la realidad económica, social y política de la comunidad o de la zona de trabajo, vista como una especificidad histórico-cultural, y, que a la vez, son puntos de unión o ejes temáticos mediante los cuales se introducen los demás temas que reflejan la realidad de la comunidad, Pero, que en las jornadas de reflexión debemos profundizar hasta llegar al contexto global e ir buscando el sentido de la historia. En estas jornadas , pueden hacerse acompañar de imágenes para ayudar a redescubrir los contenidos de los temas anteriores e ir dando una mirada retrospectiva a la historia para tratar de entender en estas particularidades de la vida de la comunidad las causas y las consecuencias, a la vez, de la realidad de opresión que se vive a nivel global y del país. Es ésta la visión liberadora de la labor educativa en la comunidad o comunidades.
José Emilio Reyes.
Aquí donde estamos el ritmo de la vida es un poco diferente. Cuando entra un frente frio la gente se recoge. A veces, los días, desde la mañana hasta entrada la noche, pasan en medio de una fina neblina. Cuando se despeja el frente frío, entonces viene la luz. La gente comienza a moverse, el ruido de las motocicletas animan el ambiente, los negociantes comienzan a subir, la nostalgia se despeja y la vida toma el ritmo del sol.
Nosotros comenzamos a actuar dentro de este ritmo de vida. Al llegar a una comunidad permanecemos sin hacer mucho ruido. No tenemos nada que ofrecer. Nos relacionamos con la expectativa de consolidar vínculos fuertes con los agricultores y sus familias. Esperamos un poco hasta observar las actitudes en medio del diario vivir. En la primera semana dos agricultores nos visitaron. Con Nicodemo hablamos de experiencias pasadas fallidas. En la conversación él resaltó su honradez en el manejo de un proyecto de frijoles dentro del cual la mayoría de los campesinos empobrecidos actuaron de forma oportunista. Recibieron semillas y facilidades crediticias del CAUSJ y la mayoría vendió la cosecha a los intermediarios y se escondieron del Comité para no pagar. Ramón, el otro campesino amigo, vino más de una vez a contarme sus experiencias más recientes en el trabajo. Con frecuencia me muestra sus uñas ennegrecidas y sus manos endurecidas por el trabajo duro en su plantación de tomates en la que tiene puesta sus esperanzas para pagar una deuda con intereses insoportables.
En la semana siguiente le comenté a Ramón mi percepción sobre el frio recibimiento en el momento de nuestra llegada. La opinión de Ramón es que ** la gente no se despega de su trabajo**. Convenimos aprovechar algunos momentos especiales, como la tarde del domingo o al oscurecer de los días de trabajo, para comenzar a hacerles unas visitas cortas a los miembros del grupo. Al terminar este ciclo de visitas, momento en el que nos encontramos ahora, llueven en mi mente decenas de preguntas.
La búsqueda de respuestas me lleva a observar el panorama en la comunidad y a tratar de ver la realidad de la gente en el contexto del país y del momento histórico que vive el mundo. En verdad no puedo hablar de lo que no he observado ni sobre lo que no he pensado. No es una presencia de un equipo formalmente constituido con objetivos especificados. Por eso, estas notas, hasta ahora, serán el resultado de mis reflexiones y siempre estarán inconclusas y sin ningún orden.
Embargados de una impotencia que muchas veces nos pone a dudar de las posibilidades de permanencia en las condiciones actuales, recurrimos a la dureza de las fibras humanas de hombres y mujeres ejemplares en la historia, a la templanza de tanto compañeros con los que hemos compartido episodios de la vida y al ideal inculcado por Regino Martínez, S.J. de hacer lo que le da sentido a nuestras vidas.
En medio de estas visitas se pueden sintetizar recursos metodológicos para compartirlos con otros compañeros y equipos de animación comprometidos con procesos de desarrollo rural.
Veamos: primero, al identificar situaciones objetivas que reflejan problemas comunes en la vida de la comunidad o que se relacionan con el buen desenvolvimiento de la vida en dignidad de las personas, agruparlas y hacer un índices de contenidos temáticos de un proceso de formación y de capacitación a seguir en los núcleos más activos y responsables y para planear respuestas prácticas posibles en una acción organizativa futura. Segundo, al elaborar el contenido programático de la acción, priorizar aquellas situaciones que siendo expresiónes particulares de la realidad económica, social y política de la comunidad o de la zona de trabajo, vista como una especificidad histórico-cultural, y, que a la vez, son puntos de unión o ejes temáticos mediante los cuales se introducen los demás temas que reflejan la realidad de la comunidad, Pero, que en las jornadas de reflexión debemos profundizar hasta llegar al contexto global e ir buscando el sentido de la historia. En estas jornadas , pueden hacerse acompañar de imágenes para ayudar a redescubrir los contenidos de los temas anteriores e ir dando una mirada retrospectiva a la historia para tratar de entender en estas particularidades de la vida de la comunidad las causas y las consecuencias, a la vez, de la realidad de opresión que se vive a nivel global y del país. Es ésta la visión liberadora de la labor educativa en la comunidad o comunidades.
José Emilio Reyes.
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